martes, 13 de diciembre de 2011

Buena pregunta


¿Qué sería de nosotros? Me explico. Tengo 17 años y dentro de muy poco alcanzaré la mayoría de edad. El tiempo pasa rápido y las relaciones que mantenemos en la actualidad (amistades, amoríos, conocidos y desconocidos) nos ayudan a hacer un intercambio de experiencias indispensable para la formación, madurez y desarrollo de la propia persona.
Pero cuán egoístas somos que, cuando nos paramos a pensar qué será de nosotros en 20 o 30 años, de repente desaparecen todas aquellas personas de la actualidad y solo nos vemos a nosotros mismos, postrados en un bonito lugar, con un bonito trabajo y una bonita familia. ¿Y aquellas personas que han servido de eslabones para que pudiéramos llegar hasta ese futuro? O incluso podemos preguntarnos por aquellas otras que simplemente estuvieron de pasada (miles de personas sin que nos demos cuenta) pero que sin saberlo han variado de manera kilométrica nuestros pasos en la vida.
¿Qué sería de nosotros, sin ese primer amor que tuvimos y nos llenó tanto, amigo mío? Y ¿qué me dices de aquel tipo que un día nos presentaron y con el que solo hablamos un par de veces pero cambió nuestro modo de ver muchas cosas? ¿Cómo nos iría ahora mismo sin él? Quizá gracias a esas conversaciones con “aquel tipo” cambiamos de vocación profesional y ahora somos millonarios, o todo lo contrario… Aquel cartero que te saludaba, aquel conductor que estuvo a punto de atropellarte sin querer y evitaste por milímetros, aquella amiga que guardaba tus secretos pero que al cabo de los años no sabes ni dónde vive.
Pues todos ellos siguen habitando contigo. Todas y cada una de las personas que intervinieron en tu vida desde el momento en que tu padre conoció a tu madre, hasta el día en el que vives actualmente, viven dentro de ti, conforman tu vida, han modificado, sin ni siquiera notarlo, tu modo de ver el mundo, tus sentimientos, tus miedos y tus ideologías, entre otras muchísimas cosas. E incluso si queremos rizar el rizo, podemos imaginar tales cosas como que gracias a que tu tatarabuela enfermó 3 días cuando era adolescente, conoció al hijo del médico que sería tu tatarabuelo y de este modo fue posible tu vida y la de otras muchas personas…
Es impresionante, ¿no crees? El ser humano me sorprende, particularmente, por su complejidad, por su manera de actuar y de influir en otras personas y lo que es en definitiva; la comunicación. Se dan cuenta cómo sería el mundo si los siete mil millones de personas que habitamos el planeta hablásemos una misma lengua… Piénsenlo a menudo, reflexionen sobre cosas de este tipo, es, cómo mínimo, interesante.
Y al igual que en nosotros han influido, influyen e influirán miles de personas, nosotros mismos hemos variado, modificado y trastornado muchas otras vidas, y no solo la de nuestros padres y más allegados, sino personas a las que probablemente por decirles por la calle algo así como “oiga, se le ha caído el monedero” hemos ayudado a que consigan un trabajo o hagan el viaje de su vida, en el cual conocerían al amor de su vida…
Sobre este tema se pueden escribir, y de hecho se han escrito, miles de libros, pero parece que aún la humanidad no se ha dado cuenta que el destino se encuentra en cada acción que hacemos, y que muy probablemente, los tres minutos que has empleado en leer esto permitan que la próxima vez que salgas a la calle te puedas cruzar con alguien que cambie tu día… o el resto de tu vida.
Julio Chávez, 30-06-11.

No hay comentarios:

Publicar un comentario